La primera vez que me subo a un caballo
En función de la experiencia y el nivel de monta que tenemos, el hecho de subirse por primera vez a un caballo, es decir, probar un caballo nuevo, puede suponer un cierto respeto y una desconfianza que habitualmente no tenemos.
Evidentemente, si tenemos una amplia experiencia, este hecho apenas implica tensión en el jinete. Pero si nos encontramos con un jinete poco experimentado, las reacciones pueden ser bastante distintas. Nos centramos en este último caso.
Sí conocemos al caballo (por ejemplo, es un caballo que ya hemos visto trabajar anteriormente), esto nos puede suponer que estemos más confiados o todo lo contrario. Sí el caballo tiene “mala fama” esto nos va a condicionar negativamente. El hecho de conocer que el caballo nos puede plantear problemas nos va a generar una tensión añadida, cosa que puede provocar que el caballo no vaya bien (por ejemplo, sí el caballo se aprieta posiblemente nuestra tensión va a provocar que el caballo termine apretado). Para tratar de rebajar esa tensión debemos restarle importancia a la “fama” que tiene el caballo y buscar el orden desde el momento en el que nos subimos por primera vez a este caballo.
Otra ocasión en la que podemos subirnos a un caballo por primera vez, es se da cuando nos disponemos a probar un caballo para comprarlo. En este caso, si acudimos con nuestro profesor, debemos tratar de hacer lo que nos comenta. Si no vamos acompañados, conviene escuchar a la persona que nos está enseñando el caballo, ya que seguramente conoce su comportamiento. (Este tema lo abordaremos más adelante y en más profundidad.)
Como conclusión, siempre debemos valorar el hecho de subirnos a un caballo nuevo como un reto, nunca como un problema. Y tenemos que tratar de buscar orden y equilibrio desde el primer momento, con el fin de que el caballo vaya lo mejor posible.