“Estar fresco”
Tanto para el jinete como para el caballo puede ser importante estar fresco. Una expresión que puede tener dos sentidos algo distintos.
De cara al jinete se puede enfocar hacia factores externos que le afecten. En este sentido hago referencia a aquellas cuestiones de la vida cotidiana que pueden afectarnos (problemas en el trabajo, falta de sueño, cansancio físico,etc.). Estos hechos pueden hacer que no tengamos frescura a la hora de montar y provoque que nos volvamos un poco bruscos con la mano, nos falte presión de la pierna, no terminemos de conseguir que nuestro caballo vaya bien (o como nosotros queremos).
Otro factor que puede provocar que no estemos frescos puede ser la ansiedad o el agobio producido por un caballo concreto (un caballo con el que hayamos tenido una mala experiencia, una competición, un tipo de obstáculo, etc).
En cuanto al caballo, esta falta de frescura puede deberse a un exceso de trabajo o falta del mismo (el caballo no está en forma y esto se nota a la hora de trabajar), falta de confianza frente a un obstáculo (o frente al hecho de saltar), monotonía en el trabajo (repetición continua del mismo ejercicio), etc.
También podemos encontrar con que nuestro caballo no está fresco por algún tipo de estrés. Esto puede ser causado porque el caballo no viaje bien (el transporte puede provocar estrés en algunos caballos, o viajar en un camión o remolque pequeños), también puede ser causado por el hecho de encontrarse solo en la pista (en una competición, por ejemplo), etc.
Cuando alguna de las partes del binomio (e incluso las dos partes) no está fresca, puede resultar necesario cambiar algo. Parte del trabajo, el entorno, los ejercicios, etc.
Frente a un bloqueo puntual del caballo o el jinete, trabajar fuera de la pista (en el campo, por ejemplo) puede resultar positivo, o simplemente el hecho de estirar o calentar en otro contexto puede ayudar a que luego se trabaje mejor.