¿Cómo se puede mejorar el rendimiento de un caballo?

El éxito de algunos caballos no sólo radica en la monta de un buen jinete. También se obtiene un buen rendimiento debido a que el caballo se mantiene en buena forma, se trabaja para corregir los posibles fallos, tiene una alimentación adecuada, goza de buena salud y, por qué no, la monta de un buen jinete.

Lo primero que debemos valorar es a qué queremos dedicar el caballo (o que disciplina ha estado realizando hasta que ha llegado a nuestras manos). El trabajo de base puede considerarse muy parecido para múltiples disciplinas, pero el trabajo específico ya tiene que ser distinto.

Antes de empezar a trabajar debemos analizar distintos aspectos:

  • La salud. Teóricamente el caballo debe estar sano. Una analítica nos debe desvelar si tiene alguna carencia. También debemos analizar algún posible punto débil físico. La opinión de un veterinario será importante.

  • El estado de forma. Valoramos cómo se encuentra el caballo en el trabajo y cómo responde al mismo.

  • La morfología. No podemos pedir o exigir algo a un caballo si es físicamente imposible que éste pueda hacerlo. Analizaremos cuello, dorso, extremidades, grupa, etc.

  • El carácter o temperamento. No plantearemos el mismo trabajo para un caballo “caliente” que para un caballo “soso”.

  • El estado anímico. Hay caballos que pueden estar “quemados” (por ejemplo un caballo saturado de saltar).

  • La alimentación. Valoramos qué tipo de alimentación ha llevado y la posible modificación (o no) de la misma. Algún complemento vitamínico también puede resultar interesante (en este punto la opinión veterinaria debe resultar importante).

Tras este primer análisis valoramos cómo está el caballo y qué vamos a tratar de conseguir con él, es decir, cuál es nuestro objetivo.

Vamos a tomar como ejemplo un caballo de salto enfocado a la competición.

En primer lugar preparamos una forma física de base. Este primer punto dependerá de como se encuentra el caballo; definimos cuál es nuestro punto de partida. Se trata de realizar una pequeña (o no tan pequeña) pretemporada, en donde buscamos un mínimo de forma en nuestro caballo. Series de trote o de galope, realizar un trabajo en cuestas, trabajar sobre pequeños obstáculos, trabajar en el campo, trabajar a la cuerda, aumentar la carga de trabajo progresivamente, etc. No es un trabajo de un par de días, lleva su tiempo y aún cuando el caballo ya “esté en marcha” debemos mantener un trabajo físico. También podremos plantear dos sesiones de trabajo diarias.

En segundo lugar, introduciremos distintos ejercicios para mejorar la técnica sobre los obstáculos. Aquí planteamos distintos ejercicios sobre saltos en laboratorio. No se trata de saltar por saltar ni de subir la altura; se trata de mejorar la posible calidad técnica del caballo. También valoramos los posibles fallos o defectos que tiene el caballo, por ejemplo, que se alivie a un lado del obstáculo cuando salta.

En tercer lugar, iniciamos (o reiniciamos) la puesta en competición del caballo. No debemos pretender grandes resultados enseguida (tampoco debemos descartar que los resultados sean buenos desde el primer momento). Puede que resulte positivo que el caballo realice pruebas relativamente sencillas de partida y que progresivamente éstas vayan resultando más complejas.

El trabajo y la paciencia suelen dar buenos resultados.

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