¿Cómo preparar/construir/elaborar un recorrido de salto?

Preparar un recorrido de salto puede ser muy simple o muy complejo. Simple puede ser sí tenemos un amplio material para la elaboración del recorrido y una pista con dimensiones adecuadas.

El material ideal para preparar el recorrido podría ser:

  • Una pista de 80X60
  • 40 reparos aproximadamente (incluidos pies para los oxers)
  • Barras pintadas de diferentes colores de unas medidas de entre 3 y 4 metros (un mínimo de 3 por obstáculo.
  • Soportes de seguridad para los fondos.
  • Tablones, rellenos, bidet, etc.

 

La cuestión está en que no siempre tenemos todos este material a nuestra disposición. Desde las medidas de la pista pasando por el número de reparos o los rellenos de los saltos. Podemos improvisar algunos de estos elementos, pero siempre estas improvisaciones deben ser lógicas y debe prevalecer la seguridad, tanto para los caballos como para los jinetes. Atención al tema de la seguridad, porque es muy importante; hay que evitar colocar elementos que puedan cortar, atrapar, o lastimar a los caballos.

Como alternativas para rellenar los obstáculos solemos encontrarnos vallas/cubos de obra, bidones (ojo con que no tengan ningún elemento cortante), rellenos caseros (más adelante hablaré de cómo construir un relleno casero y un tablón), etc.

Para colocar el recorrido de manera adecuada debemos valorar algunos aspectos:

  • La forma de la pista (si es cuadrada, excesivamente rectangular, si no tiene una forma regular, etc.).
  • Las medidas de la pista (si es pequeña será interesante que las barras midan 3 metros; sí las barras miden 4 metros puede que tengamos problemas de espacio).
  • Donde está la puerta (esto puede resultar importante a la hora de colocar el primer salto).
  • La posible inclinación de la pista.
  • Las sombras (de árboles, por ejemplo).

 

En función de los alumnos así debemos valorar la colocación del recorrido:

  • Si los alumnos tienen menos experiencia habrá que colocar vueltas sencillas, fáciles y cómodas para los jinetes.
  • Si colocamos calles, las distancias de las calles pueden verse modificadas si variamos la altura de los obstáculos.
  • Si colocamos alguna combinación debemos tener en cuenta tanto la entrada como la salida. Con jinetes de menor experiencia será más conveniente un doble que un triple.
  • También en función del nivel debemos valorar cómo y dónde colocar el primer oxer.

 

Otras de las cuestiones que debemos tener en cuenta a la hora de colocar un recorrido para nuestros alumnos son:

  • Se deben colocar el mismo número de vueltas a una mano que a la otra (o casi las mismas).
  • Debemos tratar de colocar el recorrido de tal manera que se vayan intercalando vueltas a una mano y a la otra (en la medida de lo posible).
  • Debemos repartir los saltos por la pista, de tal manera que no haya un espacio de la pista vacío y otro con los saltos excesivamente juntos.
  • El primer salto debe ser fácil, y la vuelta al mismo también.
  • Si es posible los saltos deben tener el mismo juego de colores
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Vuelta al trabajo

Algunos caballos a lo largo de la temporada tienen un periodo de descanso. Pero tras este periodo puede resultar necesario volver a poner en forma a nuestro caballo.

Por regla general este descanso suele realizarse en un prado, un paddock o un cercado, en donde el caballo se encuentra en libertad o en semi-libertad.

Lo primero que debemos hacer, es una valoración del estado del caballo. Al haber estado en libertad habrá que observar:

  • Los cascos. En función del caballo, del tipo de prado o cercado, de si se suelta junto con otro/os caballos (e incluso del gusto personal). El caballo se descalza o puede perder una o varias herraduras, así es que es importante ver como se encuentran los cascos, si tiene algún problema en los mismos y si es necesaria la visita del herrador. Los impactos en la palma del casco pueden resultar dolorosos para el caballo, así como producir algún tipo de cojera.
  • Posibles heridas. Ramas, piedras o alguna zona con suelo duro pueden provocar diferentes heridas en el caballo. Prestamos atención a la extremidades (los corvejones principalmente), la punta de la cadera, la zona de la cara, etc.
  • Estado físico. Si ha perdido o ganado peso.
  • Posibles parásitos o moscas.

 

Tras esta valoración debemos plantear y programar un plan de trabajo. Lógicamente este plan de trabajo debe realizarse en función del estado del caballo, de su actividad, de su edad, de la duración del periodo de descanso, del tiempo que tenemos frente a una posible competición, etc.

Cada caballo es diferente, con lo que debemos plantear un trabajo específico para cada caballo. Podemos tener algunas premisas comunes para la gran mayoría de ellos.

Las primeras sesiones de trabajo después del descanso pueden realizarse así:

  • Trabajo a la cuerda. Podremos trabajar con algún rendaje auxiliar.
  • Subir y bajar cuestas. Al paso y posteriormente al trote.
  • Trabajo en el campo.
  • Ejercicios con barras, cavalletis, etc.
  • Saltos pequeños.
  • Series cortas de trote y galope.

 

Es importante organizar correctamente el trabajo para que nuestro caballo pueda recuperar la forma lo antes posible, pero de manera gradual. Incluso se pueden programar 2 sesiones de trabajo al día.

Ir aumentando progresivamente el trabajo y observar la evolución de nuestro caballo ayuda a que éste vaya entrando en el trabajo, y recuperando así el estado físico anterior al periodo de descanso.

Por último, hay que tener en cuenta que puede resultar interesante comentar con el veterinario el trabajo a realizar después de que nuestro caballo haya pasado un periodo de descanso.

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Enseñar, entrenar, formar, transmitir…

Estos conceptos en ocasiones pueden representar todo lo que realiza un profesor/entrenador con su jinete.

Debemos evitar el concepto de teledirigir a nuestro alumno. Bien es cierto que debemos guiar, pero siempre tratando de que el jinete sea capaz de pensar por si mismo. Se trata de preparar al alumno en cuestión para que sepa reaccionar o responder frente a situaciones que puedan resultar comprometidas. También debemos tener en cuenta que debe ser capaz de trabajar un caballo por sí mismo (dependiendo del nivel del alumno, lógicamente).

Es importante tener una comunicación fluida entre el profesor/entrenador y el alumno. Cuando hablo de comunicación no sólo me refiero a que el profesor habla y el jinete escucha, debemos prestar atención a que el alumno también hable, que haya feed-back con el entrenador. Esta comunicación no debe tener interferencias (los padres, por ejemplo). Alumno y profesor deben ser capaces de comunicarse y trasladar aquello que piensan o sienten (el alumno, principalmente, sobre su caballo).

Muchas veces pie a tierra se aprecia una cosa y sobre la montura es otra distinta. En este punto podemos encontrar un buen equilibrio para que jinete y caballo sean capaces de obtener el mayor rendimiento posible (no sólo en competición, sino también en el día a día).

Lo interesante es que el profesor/entrenador tenga la capacidad de transmitir lo máximo posible a su alumno y que éste sea capaz de absorber la mayor cantidad de información o conocimientos posibles. Hay que ser conscientes de que en un periodo corto de tiempo no siempre somos capaces de asimilar conceptos y tampoco de poder enseñar todo lo que pretendemos. El tiempo no debería estar preestablecido, a veces una sesión de trabajo será suficiente y, por el contrario, igual necesitamos varias más para conseguir aplicar el concepto en cuestión.

Cambiar impresiones, sobre un recorrido de un concurso, por ejemplo, puede ser importante a la hora de entender lo que el profesor/entrenador quiere, ya que en este supuesto el alumno se encuentra “solo ante el peligro” y es cuando debe tratar de resolver por sí solo posibles situaciones que bajo la dirección del profesor resultan sencillas.

El uso del vídeo a veces ayuda. Visualizar conjuntamente (alumno y profesor /entrenador) una sesión de trabajo o una competición ayuda a que las ideas puedan ser comentadas por ambos. No se trata únicamente de ver y valorar los fallos o defectos, también debemos hacer hincapié en los aciertos y acciones positivas realizadas por el alumno. De esta manera se pueden poner en común diferentes aspectos de la monta del alumno. Estos aspectos pueden variar en función de la disciplina que se practique.

La actitud por ambas partes debe ser positiva. Un profesor que no quiere enseñar o que no tiene motivación para ello lo más que va a conseguir es desmotivar o aburrir al jinete. Por otra parte, un alumno que no quiere aprender o que considera que el profesor no le puede aportar, puede conseguir que su nivel de monta empeore.

La confianza entre profesor/entrenador y alumno debe ser prácticamente total. Por un lado, el profesor debe confiar en que el alumno sea capaz de poder asimilar lo que le está explicando/enseñando. Por otro lado, y el alumno debe confiar en que su profesor/entrenador sea capaz de transmitirle lo que lo que le está contando/mostrando. Poner en común las impresiones de ambos puede ser importante para que haya un aprendizaje real. Eso, además, mejora la confianza, compenetración y complicidad entre ambos.

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Trabajar sobre una triple barra

La triple barra es un tipo de obstáculo habitual en concursos. Es un obstáculo ascendente, es decir, la primera barra que se coloca en el salto es más baja que el resto, la segunda barra es más alta que la primera y más baja que el resto, etc.

Es importante colocar bien la triple barra, de manera proporcional. No podemos caer en el error de colocarla cóncava, ni de que alguna de sus barras no esté bien colocada. Por ejemplo, si colocamos 3 barras no puede haber 2 de ellas a la misma altura. La proporción debe ser en altura y en profundidad.

Para empezar a trabajar con la triple barra podemos colocar un oxer voleado, es decir, un fondo en donde la primera barra esté a menos altura que la segunda barra. Posteriormente podemos añadir una barra más baja (delante) o más alta (detrás).

También podremos facilitar que se tome la triple barra mediante la colocación de barras de tranqueo (una, dos, tres, etc) delante de la entrada a la triple barra. Estas barras deben colocarse para facilitar la entrada, es decir, para venir con un buen ritmo de galope (no menos de 3 metros entre las barras). Este ejercicio lo podemos realizar primero con el fondo voleado y posteriormente colocar la triple barra.

Ejercicios con una triple barra:

  • Colocamos una calle con dos obstáculos. El primer elemento de la calle será la triple barra, como segundo elemento podemos colocar un vertical o un oxer. La calle la podemos colocar a 4, 5, 6 trancos, etc.
  • Colocamos una calle con tres obstáculos, incluyendo un doble. El primer elemento será la triple barra, el segundo elemento será un doble de verticales y como tercer elemento colocaremos un oxer (podremos colocarlo en línea recta o sobre la vuelta). Las distancias podemos variarlas de un elemento a otro. Empezamos colocando la triple barra y el primer elemento del doble; posteriormente añadimos el segundo elemento del doble y por último añadimos el oxer.
  • Colocamos un doble a un tranco. El primer elemento del doble será una triple barra y el segundo será un vertical. Podemos colocarlo también a dos trancos.
  • En el caso de que cuando coloquemos la triple barra como primer elemento de una calle el caballo se apriete hacia el segundo salto, podemos trabajar colocando barras para que marquen los trancos que debe dar nuestro caballo.
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Planificar el trabajo de un caballo

Forma física, alimentación, entrenamiento, concursos… Todos estos conceptos tienen un factor común: la planificación o programación del trabajo de nuestro caballo.

Este es un concepto que quizá tardé más de la cuenta en adquirir (de hecho sigo mejorando todo lo que se relaciona con ello), pero que de un tiempo a esta parte resulta importante en mi trabajo con los caballos.

Planificar el trabajo nos puede ayudar a obtener mejoras en nuestro caballo, no sólo de cara a la competición, sino que también se pueden apreciar en el trabajo diario.

¿Qué factores podemos tener en cuenta a la hora de planificar el trabajo?

  • Estado físico o de forma del caballo.

  • Edad del caballo.

  • Disciplina a la que se dedica el caballo.

  • Objetivos a corto, medio y largo plazo.

  • Jinete habitual del caballo.

  • Alimentación.

  • Sesiones de trabajo.

  • Competiciones.

  • Estado de la salud del caballo.

¿Cuándo debemos planificar?

Lo ideal es planificar al principio de la temporada, cuestión que no impide que se pueda reprogramar en algún momento de la temporada. Podemos plantear repasar la planificación mensualmente, trimestralmente, después de cada competición, etc.

También podemos planificar de cara a una competición que tenga importancia para nosotros como jinetes o para nuestro caballo. Este hecho puede incluir pruebas de menor importancia dentro de la programación del trabajo.

Valorar y analizar cómo está el caballo puede darnos pistas para saber si debemos modificar o no el trabajo que estamos realizando. Es posible que en el trabajo diario no lleguemos a ver algunas carencias de nuestro caballo, cuestión que igual es más fácil de valorar en una competición.

¿Qué sesiones de trabajo podemos incluir en nuestra planificación del trabajo de la temporada?

  • Sesiones de trabajo de salto.

  • Sesiones de trabajo de doma.

  • Sesiones de trabajo de resistencia.

  • Sesiones de trabajo en el campo.

  • Sesiones de trabajo a la cuerda.

  • Descanso (tipo de descanso: en el box, en el paddock, paseo de la mano, etc.).

¿Cómo organizar el trabajo?

Debemos tener clara la disponibilidad para trabajar a nuestro caballo, teniendo en cuenta cuando competimos y el nivel de exigencia de estas competiciones.

Aumentar progresivamente el nivel y la intensidad del trabajo. Podemos organizar el trabajo en ciclos. Estos ciclos pueden ser cortos (un mes, por ejemplo) o largos (6 meses, por ejemplo).

Los concursos se deben incluir en la organización. En la medida de lo posible conviene incluirlos dentro de los ciclos, valorando su nivel e importancia.

En cualquier caso, hay que tener presente que no siempre la planificación estará enfocada a la competición, porque no todos los caballos tienen como fin competir.

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Activar al caballo frente al salto

Puede pasar que nos encontremos con un caballo que empieza a ir a menos frente al obstáculo. ¿Por qué? Por diferentes motivos nos podemos encontrar con que nuestro caballo (o el caballo que hemos empezado a trabajar) no tiene el ritmo que queremos de cara al salto. Una mala experiencia en un salto, falta de confianza del caballo (e incluso del jinete), haber restado ritmo en varios obstáculos, errores en la distancia, etc. pueden ser las causas de que nuestro caballo haya perdido ritmo.

Lógicamente habrá que valorar el caballo en cuestión, y en función de éste así podremos actuar. Aburrir a saltar a un caballo que no va hacia el salto puede no resultar una buena solución. Ser excesivamente agresivo con nuestro caballo frente o en el salto tampoco puede resultar una buena solución (ojo, esto no significa que no podamos ser enérgicos tomando algunos obstáculos).

¿Qué y cómo podemos trabajar para que nuestro caballo vaya hacia delante frente al salto?

  • Sin salto. Transiciones de galope, buscar que el caballo alargue los trancos de galope y que después acorte. Este ejercicio lo podemos repetir en varias ocasiones (incluso en el estiramiento), buscando que el caballo sea capaz de alargar sin perder un buen equilibrio ni correr.

  • Con una barra en el suelo. Repetimos el ejercicio anterior realizando el alargamiento 2 o 3 trancos antes de pasar por encima de la barra. Atención a que nuestro caballo no se precipite y quiera correr hacia la barra.

  • Colocar 2 barras de tranqueo delante de un obstáculo. De inicio las podemos colocar a 9 pies, y a medida que nuestro caballo va cogiendo el ritmo que deseamos las podemos alargar ligeramente. Este ejercicio lo podemos hacer con 1 o 3 barras también.

  • Colocar una barra en el suelo (posteriormente podemos colocar un obstáculo). Vamos a entrar galopando desde lejos haciendo una espalda adentro, manteniendo la atención, la impulsión y el deseo de ir hacia adelante de nuestro caballo. Dos trancos antes de la barra colocamos a nuestro caballo recto frente al salto, provocando que el caballo pueda alargar sus trancos enviando la energía sostenida hacia el obstáculo.

Debemos tener en cuenta que no se trata de que nuestro caballo pase por encima del obstáculo, si no que salte de forma equilibrada sobre un ritmo mayor del que teníamos inicialmente. Es decir, no se trata de que huya pasando por encima del salto.

No debe preocuparnos bajar la altura de los saltos. El hecho de facilitarle el salto haciendo que el obstáculo no le cueste mucho esfuerzo abordarlo, puede que nos ayude a la hora de conseguir un mejor ritmo. 

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