A caballo, mejor por las buenas
A veces podemos encontrarnos en situaciones donde la primera impresión y/o respuesta es la obligación o la brusquedad, pero esto no siempre puede resultar positivo ni para el caballo ni para nosotros como jinetes. Bien es cierto que hay que leer el contexto de la situación. Por ejemplo, no es lo mismo trabajando en una sesión de entrenamiento que en un concurso, porque la posible tensión del jinete o del caballo puede provocar reacciones diferentes.
Si nos centramos en los trabajos durante el entrenamiento, lo ideal siempre será ir despacio y con la mayor tranquilidad posible. Esto será así desde el inicio, es decir, si a nuestro caballo le asusta saltar un tablón, por ejemplo, primero se lo enseñaremos, que lo vea, lo huela, etc. Posteriormente pondremos el tablón casi en el suelo, a una altura mínima y despacio lo afrontaremos (puede ser al trote o introducirlo en algún tipo de ejercicio de laboratorio). También podremos poner una barra un poco más alta para que el caballo tenga otra referencia visual. Este salto será tomado el número de veces que sea necesario, así como se trabajará con ello en el número de sesiones de entrenamiento que haga falta.
En la rutina del trabajo podemos encontrarnos diferentes situaciones en las cuales puede resultar interesante esa paciencia con nuestro caballo. Estas situaciones pueden ser la de que nuestro caballo se apriete frente a un salto, o que en un círculo se deje caer al interior, que no suelte la embocadura (¡los tirones no serán un buen recurso para este caso!), que no avance, que se asuste por un elemento externo (algo que haya fuera de la pista), que no entienda el ejercicio a realizar, etc.
Tomando como referencia esta última situación, que nuestro caballo no entienda el ejercicio, debemos plantearnos como estamos “preguntando” o “contando” a nuestro caballo qué es lo que tiene que hacer. Porque si hemos puesto mal una ayuda o nos hemos equivocado al transmitirle lo que tiene que hacer, nuestro caballo posiblemente hará algo distinto a lo que nosotros le pedimos…
Desde mi punto de vista suele resultar más sencillo pedir que exigir a un caballo. Este hecho no quita que en determinados momentos los jinetes debamos ser exigentes en cuanto a lo que queremos conseguir. Volviendo al ejemplo del tablón, sí un caballo trabaja durante un mes sobre un tablón concreto (o sobre varios tablones que tengamos en nuestras pistas), no puede llegar y de repente asustarse como si no hubiera saltado o visto dicho tablón. Ante una situación así, el jinete deberá ser un poco enérgico y no permitir algunas tonterías que puedan tener los caballos. Si no lo hacemos así, estas tonterías pueden llegar a convertirse en manías, que a su vez provoquen tensión en el jinete.
Ojo con los tirones, patadas, fustazos, etc. Estos no siempre pueden resultar positivos, sino que en ocasiones pueden resultar muy negativos. Debemos valorar la confianza o desconfianza que pueda tener nuestro caballo. Sí nuestro caballo responde bien a la presión de la pierna no será necesario dar una patada para que éste haga una transición al trote
Hay que tratar de evitar ser brutos con nuestro caballo. Por eso pienso que siempre debemos intentar hacer las cosas mejor por las buenas.
Leer más¿Hasta dónde quieres llegar como alumno y jinete?
En teoría, todos sabemos a donde queremos intentar llegar como jinetes o qué queremos hacer sobre un caballo; pero esto no siempre es así.
Pensando como jinete, creo que cada jinete debe ser consciente del nivel que tiene. Esto no significa que pensemos que somos menos de lo que realmente somos, pero sí que debemos tener en cuenta nuestras capacidades reales a caballo. Aunque no tengamos mucha experiencia debemos medir las acciones que realizamos a caballo. Hay que cuidarse de ser imprudentes, no solamente por lo que podamos provocar a nuestro caballo sino a los caballos de la gente que pueda estar a nuestro alrededor.
El nivel “usuario” nos marca que nuestra experiencia como jinete es la que es, por lo que no vamos a intentar cosas que hasta este momento son casi inalcanzables. Poniendo un ejemplo exagerado referente al salto, sí llevamos 3 clases de salto no se nos ocurre presentarnos a una prueba de 1,20. A casi todos los jinetes esto le puede parecer una locura, pero existe un pequeño porcentaje que no lo ven tan extraño. Con esto hablo de imprudencias del tipo de subirse a caballos complicados, realizar ejercicios complejos, etc. La inconsciencia o ignorancia a veces pueden jugar malas pasadas y tener resultados no del todo deseados.
Desde el punto de vista de profesor, debemos valorar y, en parte, calcular el nivel de cada alumno. No se trata de enseñar lo que ya sabe el jinete, sino de que evolucione en su aprendizaje y esto en ocasiones conlleva un cierto riesgo (no olvides que los caballos están vivos). En determinados momentos debemos intentar sacar un 110% del alumno, mientras que en otros momentos simplemente hay que buscar que esté cómodo y pueda aplicar los conocimientos adquiridos. Pero, ojo, que pedir el 110% de un jinete no es ponerlo en tensión o invitarle a realizar un ejercicio que le provoque un subidón de adrenalina; a veces con los ejercicios más simples es donde debemos obligar al jinete a dar su máximo.
Tampoco debemos olvidar que no hay 2 jinetes iguales y lo que a uno le puede resultar positivo para otro es negativo. A cada alumno se le debe exigir, solicitar, requerir en función de quien es, no de los jinetes por los que está rodeado y tampoco de aquellos que ignoran lo que es el bello arte de la equitación y que también le rodean…
Admiro a aquellos jinetes que son conscientes de sus dificultades o limitaciones y que trabajan cada vez que se suben a un caballo con el fin de mejorar y explotar los recursos que tienen.
Leer másQuiero llegar perfecto al salto…
Cuando saltamos con nuestro caballo nos gusta dar saltos buenos. A veces esto se puede convertir en una especie de obsesión y parece que nuestro único objetivo es que el caballo llegue perfecto.
Pero este intento de llegar en una distancia perfecta (la distancia se podría definir como la altura del salto proyectada en el suelo más un margen de error de unos 50 cms.) puede ser contraproducente. Si el jinete piensa y actúa demasiado sobre la distancia, es cuando pueden aparecer los errores en el momento de batir.
Estas actuaciones pueden restar trancos frente al salto, es decir, sujetando en exceso; alargar (e incluso achuchar) frente al salto; sujetar para luego alargar, etc.
Esto lo podemos comprobar o experimentar colocando un salto y afrontando el mismo desde muy lejos. En este tipo de ejercicios pueden entrar algunas dudas al jinete y es cuando interviene demasiado.
Debemos trabajar para quitarnos la idea de que debemos dejar al caballo en una distancia milimétricamente perfecta. Lo adecuado es y trabajar más en el hecho de que nuestro caballo llegue en una buena distancia, con un buen equilibrio, con un buen galope, etc.
Es importante pensar que nuestro caballo tiene cierta calidad y recursos para llegar correctamente al salto. También debemos plantearnos el hecho de la necesidad de trabajar sobre laboratorios, con el objetivo de que el caballo mejore sus condiciones frente al obstáculo.
Podemos plantear un doble trabajo. Por un lado, la mejora del caballo en todo lo que concierne al salto (llegada, equilibrio, orden, técnica, etc.) y por otro, la mejora del “ojo” del jinete en cuanto a poder ver la distancia.
Pasar un ejercicio de laboratorio sencillo (un obstáculo con una barra de entrada, por ejemplo); o trabajar sobre una barra en el suelo, pueden ser ejercicios que ayuden a mejorar el ojo del jinete y a que éste tenga clara la distancia frente al salto. En cuanto al caballo, se pueden plantear diferentes trabajos sobre laboratorio, en función de las necesidades que éste requiera para mejorar su técnica, su llegada, etc.
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Jinetes que corren hacia el salto
En otra ocasión comentaba acerca de caballos que se aprietan en el salto, en ésta voy a hacer referencia a aquellos jinetes que provocan que su caballo se aprieta frente al obstáculo.
A algunos de estos jinetes da la impresión de que les “quema” el salto y que cuanto antes lo aborden antes se quitan un “problema”, voluntaria o involuntariamente hacen que su caballo se apriete hacia el obstáculo.
Para trabajar esta cuestión puede ser importante conocer de donde viene el problema, es decir, por qué el jinete hace que su caballo corra hacia el salto. Puede ser desde que el hecho de salta le produzca miedo o tensión y esto provoque que el caballo se apriete; también puede ser por costumbre del jinete de afrontar el salto buscando mucha velocidad; también puede ser por un mala posición o colocación del jinete sobre su caballo; también puede ser “engancharse” a la embocadura; etc.
¿Cómo podemos tratar de solucionar este problema? La respuesta irá, en parte, ligada al problema inicial. Voy a plantear una serie de ejercicios que pueden ayudar para corregir esto.
- Trabajar sobre una barra en el suelo. Primero tomándola al trote y posteriormente sobre galope, haciendo mucho hincapié en la colocación del jinete.
- Trabajar sobre unas barras de tranqueo colocadas para pasarlas al trote. El jinete debe mirar hacia el frente, se puede buscar un objetivo y no dejar de mirarlo.
- Trabajar sobre unas barras de tranqueo colocadas para pasarlas al galope. Las podemos colocar para galopar corto y buscar que el jinete entre tranquilo y relajado.
- Tomar un obstáculo con una barra de entrada. Empezamos este ejercicio al trote y poco a poco evolucionamos hasta entrar sobre galope.
- Siguiendo el ejercicio anterior, realizar una transición hacia el trote o hacia el paso después del salto.
- Trabajar en un círculo con un salto en el trazado del mismo.
- A unos 20 metros de un obstáculo realizar una parada (justo después de salir de la vuelta, por ejemplo) y salir al trote o al galope frente al salto.
- Tomar un obstáculo de poca altura mirando hacia un punto que esté fuera de la linea de salto, por ejemplo otro obstáculo que esté en la pista.
- Saltar con las riendas cogidas en contacto invertido.
¿Por qué cambiar de caballo cuando aprendemos a montar?
Cuando comenzamos a montar hay factores que pueden influir en un correcto aprendizaje, especialmente en los más pequeños.
Uno de estos factores es el hecho de poder cambiar de caballo. La idea es aprender a montar a caballo no a un caballo en concreto. Por regla general, en las escuelas encontramos diferentes tipos de caballos, de mayor o menor dificultad; este hecho ayuda a que podamos aprender con diferentes caballos.
Es recomendable empezar a aprender con un caballo mayor y con experiencia, digamos que, un caballo acostumbrado a enseñar. Ojo, esto no se trata de montar lo que se denomina un “penco”, simplemente un caballo que no plantee muchas dificultades y que nos permita, entre otras cosas, conseguir un buen equilibrio.
En las primeras sesiones debemos conseguir automatizar algunos recursos técnicos (la presión de la pierna, el uso correcto de la mano en órdenes básicas, colocación de los hombros, etc.). Aquí es donde puede ser importante cambiar de caballo: montando un caballo poco enérgico (o vago) trabajaremos la presión de la pierna, montando un caballo más alegre trabajaremos la colocación de los hombros, etc.
También es importante, especialmente en los más pequeños, que el hecho de cambiar de caballo sea planteado como un reto, es decir, si el alumno consigue realizar determinados ejercicios o recursos correctamente podrá “verse recompensado” montando un caballo más complejo.
Más adelante también puede ser importante cambiar el caballo. Cuando el jinete tiene mayor control y realiza ejercicios más complicados (ejercicios de doma, recorridos de salto, etc.) podemos plantear el cambio de caballo con el objetivo de que el jinete mejore allí donde tiene más carencias. Jinetes que se acostumbran a montar caballos enérgicos pueden encontrarse con una falta de presión de la pierna, cuestión que les puede acarrear algún problema. Montar caballos menos enérgicos puede ayudar a que este jinete mejore su presión de la pierna.
Esto en cuanto al “tema físico”. Si nos centramos en el tema psicológico del jinete, es importante que cambie el caballo que monte, que varíe, que se encuentre con diferentes situaciones (complejas o no complejas) de cara a mejorar en su experiencia.
Pero tampoco hay que obcecarse en cambiar de caballo, porque en algunos casos puede ser aconsejable lo contrario. Si, por ejemplo, el jinete sufre alguna mala experiencia y pierde confianza, puede resultar muy positivo montar durante algunas sesiones consecutivas el mismo caballo, a fin de recuperar esta confianza.
Leer másEl bloqueo del jinete
En ocasiones podemos apreciar como se bloquea un jinete sobre su caballo. Ante esta situación, las reacciones pueden ser muy diversas: pararse, equivocarse en un recorrido, colocar ayudas contrarias…
Antes de nada, debemos conocer cuál es la causa del bloqueo, es decir, a qué se debe el bloqueo. Una caída, un perfil de caballo (el que se aprieta, el que se bota, etc), una pista más grande, saltar, la competición, etc. Todos estos motivos pueden provocar que el jinete se quede bloqueado y tenga una reacción distinta o contraria a la que realmente debería tener.
Tras conocer esta causa debemos trabajar sobre ello. ¿Cómo? Pues esto debe poder ser una cuestión variable. Vamos a observar qué tipo de jinete es, cuál es el problema en cuestión y cuál es el objetivo del mismo. En el tipo de jinete influye la edad y su experiencia a caballo. El problema que produce el bloqueo debe tratarse desde un punto de vista objetivo y buscando lo mejor para el jinete. El objetivo del jinete debe valorarse en su justa medida, y salvo que se necesite una fecha concreta (por un concurso, por ejemplo), el tiempo será un factor secundario.
Siguiendo con el ejemplo de la competición, cuando un jinete se bloquea en la pista de concurso es necesario que trabaje sobre su problema antes del día de la competición. El primer ejercicio que puede hacer es un simulacro de concurso, es decir, hacer exactamente lo que haría en un concurso. El estiramiento se hará en una pista anexa a donde haga el recorrido (hablando de una competición de salto); una vez que lo haya realizado, se dispondrá a hacer un recorrido simple y en la medida de lo posible fácil. En este trazado no tendrá la posible presión de un concurso y lo habrá visualizado con anterioridad. Este ejercicio se podrá realizar en más de una ocasión.
Tras superar esta primera fase, se pueden plantear una serie de concursos que resulten más fáciles, en altura y dificultad, por ejemplo. A raíz de esta pruebas se puede ahondar más en el origen real del problema, si es por la presión, por un tipo de salto en el concurso, por alguna dificultada concreta, etc.
Es importante que los jinetes puedan superar los problemas que pueden aparecer.
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